2.1.08



El otro lado de la leyenda
Beowulf nos lleva al final de una era, el ultimo resplandor de una época de héroes, dioses y demonios, que se termina con el advenimiento del cristianismo.
Esta segunda incursión en la animación que hace Robert Zemeckis nos vuelve a contar una de las mas viejas leyendas vikingas, matizándola con toques de humor y dándole una vuelta de tuerca muy interesante. Esta no es la historia épica de un héroe sin macula, sino la variación hecha por un escritor, (Neil Gaiman), acerca de la vida de un hombre que se enamora de su propia leyenda.
La descripción de un hombre valiente y honorable, pero arrogante y vanidoso, extasiado con la imagen de su propia persona, vista a través de un espejo que la distorsiona. Es esta característica fundamental, el orgullo, lo que impulsara su forma de vivir, la que le brindara la gloria a los ojos de los demás y la que lo sumirá en el infierno.


Este film no es solo sobre las aventuras y desventuras del héroe, (rara ves una buena historia es solo una anécdota), también es una fabula acerca de los anhelos de reconocimiento, del poder, la tentación y en ultima instancia del reconocimiento de las falencias, a través del cual el protagonista se vuelve un hombre. De esta forma, al final de la historia, descubrimos que el verdadero heroísmo no pasa por la exaltación, sino por el sacrificio, y esa condición de relegarse frente a los demás, de olvidarse de uno en pos de hacer lo correcto, no es divina, sino humana. Infiero también, quizás de manera muy poco sutil, que esta historia es justamente sobre esto ultimo, sobre las historias. Sobre como se cuentan, que es lo que aprendemos o creemos aprender, y como, en definitiva, nosotros nos vemos de una u otra forma, reflejados en ellas.
Beowulf es un espejo en donde nos vemos tal como somos y como querríamos ser, esta narración es un prisma que nos descompone como luz blanca y nos hace ver los matices de nuestro propio ser, trasladándonos a un lugar en nuestras mentes, en donde todavía existen los demonios y todavía podemos llegar a ser héroes.

Lucas Galvan


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